ella casi me consiguió. Me agarró ideal, una dama intentando usar el vestido equivocado. Hice su placentera forma de pera una calabaza directa. Mi azul amarilleó su piel de oliva. Esa bruja del asistente de la tienda declaró “¡Eres impresionante!” Lo que era técnicamente cierto, sin embargo, no en el método que ella quería decir. Di gracias a la bondad de su marido. Me echó un vistazo a mí, así como se rió. “Celia, no”, dijo. “¿Dónde está uno rojo? Descubre uno rojo. Eres impresionante en rojo “. Él la besó, así como el asistente fue escabullido. Ella tomó a casa un número rojo sumergido. Todavía estoy aquí.

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